Katmandú, un espejo en el cielo: La lucha de Laia por la educación

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«Katmandú, un espejo en el cielo» narra la historia de Laia, una joven maestra catalana que viaja a Nepal en los años 90 con la intención de ofrecer su ayuda en una escuela local. Desde el principio, su misión se ve marcada por la frustración de no poder solucionar todos los problemas estructurales del sistema educativo en un país sumido en la pobreza, la corrupción y la desigualdad. Sin embargo, Laia decide seguir adelante, motivada por el deseo de hacer una diferencia, y en ese proceso, se enfrenta a obstáculos administrativos y a la negativa de las autoridades nepalíes a otorgarle permisos de trabajo, lo que la lleva a buscar soluciones alternativas.

Mientras tanto, Laia conoce a Tsering, un hombre local que la ayuda sin esperar nada a cambio, y con quien desarrolla una relación que la hace enamorarse profundamente. La historia se centra en su lucha por mejorar la educación de los niños, especialmente de Kushila, una alumna prometedora que desaparece misteriosamente, y cuya búsqueda se convierte en uno de los momentos más emotivos de la película. La trama también muestra cómo Laia se involucra en la problemática social del país, enfrentándose a la explotación infantil y a la discriminación, en un entorno donde la esperanza parece escasa.

La llegada a Nepal y los primeros obstáculos

Al llegar a Katmandú, Laia se encuentra con un sistema educativo que necesita urgentemente cambios, pero también con una realidad dura y hostil. A pesar de las dificultades, decide implementar un método Montessori en su clase, con la esperanza de ofrecer una educación más humanista y efectiva, pero las autoridades se oponen rotundamente a su proyecto, negándole permisos y poniendo obstáculos administrativos que parecen insuperables. Entonces, Laia opta por casarse con Tsering, un hombre local que la apoya en secreto, y con quien inicia una relación que le ayuda a entender mejor la cultura y las dificultades del país.

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A medida que pasa el tiempo, Laia se dedica con pasión a su labor, pero la situación se vuelve cada vez más complicada. La desaparición de Kushila, su alumna más prometedora, marca un punto de inflexión, ya que la niña desaparece por motivos familiares y de explotación laboral, en un contexto donde la pobreza obliga a muchos niños a abandonar la escuela para trabajar. La búsqueda de Kushila se convierte en una misión personal para Laia, quien junto a su ayudante Sharmila, intenta localizarla sin éxito, enfrentándose a un sistema que favorece la corrupción y la impunidad.

La lucha por los derechos y la creación de una escuela para los intocables

Impulsada por la desaparición de Kushila y la realidad de la explotación infantil, Laia decide abrir una escuela para los intocables, un grupo social marginado en Nepal, en un acto de valentía que genera rechazo en la comunidad y en la familia de Sharmila. La oposición de estas personas, que consideran a los niños y a los adultos considerados «impuros» como intocables, provoca tensiones y amenazas, pero Laia no se rinde. Para mantener su proyecto, promete comida a los niños, ya que muchos no asisten a clases por necesidad de trabajar en la calle o en los campos, y su esfuerzo por ofrecerles una oportunidad de educación se vuelve aún más urgente.

Por otro lado, la situación se complica cuando Sharmila, la ayudante de Laia, enfrenta problemas personales y de salud. Ella se somete a un aborto clandestino, lo que termina en su muerte, dejando a Laia devastada y con una sensación de impotencia. La pérdida de Sharmila, que había sido una amiga y una aliada fundamental, marca un momento de crisis para Laia, quien se ve obligada a seguir luchando sola por mantener vivo su proyecto y por defender a los niños que tanto necesita. La película muestra cómo Laia enfrenta estos obstáculos con una determinación inquebrantable, a pesar del dolor y la adversidad.

La perseverancia y el regreso a Barcelona

Tras años de esfuerzo, Laia logra que en su regreso a Barcelona pueda abrir puertas en la UNESCO y crear una ONG dedicada a la educación y los derechos humanos en Nepal. Sin embargo, la nostalgia y el compromiso con las comunidades que dejó atrás permanecen en ella, y en su corazón sabe que su misión en Nepal no ha terminado. La película revela que Nepal se ha convertido en un espejo de sus propias luchas internas, reflejando su búsqueda de justicia, esperanza y un futuro mejor para los niños y las comunidades vulnerables.

El final de la historia muestra a Laia enfrentándose a la pérdida de su amor, de su amiga y de su trabajo en Nepal, en un contexto donde la pobreza, la desigualdad y la violencia continúan presentes. A pesar de ello, su perseverancia y su solidaridad permanecen intactas, y ella decide seguir luchando desde su nuevo escenario, con la convicción de que su esfuerzo ha dejado una huella en las vidas de aquellos niños y comunidades que tanto ha llegado a amar. La película concluye con Laia mirando hacia el cielo de Katmandú, entendiendo que en ese lugar, en ese espejo en el cielo, ha encontrado su propia verdad y su propósito de vida.