La Última Noche de Boris Grushenko: Comedia Satírica de Woody Allen

Resumen con spoilers de: La última noche de Boris Grushenko (1975) de Woody Allen (Love and Death)

Duración:85 min.
Dirección:Woody Allen
Guion:Woody Allen
Fotografía:Ghislain Cloquet
Música:Serguéi Prokófiev
Reparto:Woody Allen (Boris), Diane Keaton (Sonja), Harold Gould (Anton Ivanovich Lebedokov), Olga Georges-Picot (Condesa Alexandrovna), Zvee Scooler (Padre de Boris), James Tolkan (Napoleón), Jessica Harper (Natasha), Lloyd Battista (Don Francisco), Henry Czarniak (Ivan), Feodor Atkine (Mikhail).

La Última Noche de Boris Grushenko es una comedia satírica dirigida por Woody Allen en 1975, que combina humor negro, absurdo y una visión mordaz sobre la historia y la condición humana. La película, bajo el título original de Love and Death, narra la vida de Boris, un joven ruso ingenuo y torpe, en un contexto de guerra napoleónica, enfrentándose a dilemas morales, traiciones y su propia mortalidad. Desde el inicio, la historia se presenta como una sátira de la historia clásica, mezclando elementos filosóficos con situaciones ridículas y personajes caricaturescos.

A lo largo de la trama, Boris rememora su infancia en la Rusia zarista, marcada por la influencia de su familia y sus experiencias místicas relacionadas con la muerte y Dios. La película avanza en un orden cronológico, mostrando su participación en batallas desastrosas, su relación amorosa con Sonja, y su involucramiento en un plan absurdo para asesinar a Napoleón, todo con un tono de humor negro y crítica social. La historia culmina en un desenlace que revela la tragicomedia de su vida y la farsa de su destino.

La infancia y las ideas filosóficas de Boris

Desde sus primeros años, Boris se muestra como un niño inocente que cuestiona todo, especialmente la autoridad y la moralidad, influenciado por las enseñanzas de su familia y sus lecturas filosóficas. La película presenta escenas en las que Boris reflexiona sobre la muerte y la existencia, a menudo en un tono místico y humorístico, lo que marca su carácter como un soñador ingenuo en medio de un mundo caótico. Sus ideas sobre la libertad y el destino se desarrollan en un entorno en el que la guerra y la violencia parecen inevitables, pero él mantiene una actitud pacifista y pacífica.

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Mientras tanto, su relación con su familia y su entorno zarista lo llevan a ser un joven confuso y torpe, que busca sentido en la religión y en la filosofía, pero siempre con un toque de absurdo. La película muestra cómo Boris, en su ingenuidad, se enfrenta a las ideas de la muerte y Dios, a menudo en escenas cómicas que satirizan la seriedad de esas cuestiones. La influencia de su infancia y sus pensamientos filosóficos lo acompañarán en toda su vida, marcando su actitud ante los conflictos que enfrentará más adelante.

La participación en la guerra y su rechazo a la violencia

A medida que Boris crece, la guerra napoleónica se intensifica y lo arrastra a participar en varias batallas, a pesar de su rechazo a la violencia. En las escenas bélicas, Boris se muestra como un soldado torpe y desinteresado, que prefiere filosofar en lugar de luchar, lo que lo lleva a ser un héroe accidental en varias ocasiones. Sin embargo, su actitud pacifista lo coloca en situaciones peligrosas, ya que se niega a matar o a participar en actos violentos, lo que genera conflictos con sus superiores y compañeros.

A pesar de su rechazo a la guerra, Boris termina involucrado en ella por circunstancias absurdas, como cuando es enviado a luchar en batallas desastrosas que parecen más una parodia que un conflicto real. En esas escenas, Allen satiriza la burricie y la locura de la guerra, mostrando a Boris como un personaje que, aunque busca la paz, termina siendo arrastrado por la violencia y el caos. La película continúa explorando cómo su actitud pacifista lo convierte en un héroe accidental, pero también en un símbolo de la farsa bélica en la que está inmerso.

La relación con Sonja y los dilemas amorosos

Durante sus peripecias, Boris conoce a Sonja, una mujer enamorada de su hermano Iván, quien también participa en la guerra. La relación entre Boris y Sonja se desarrolla en medio de situaciones cómicas y absurdas, en las que Boris, a pesar de su torpeza, intenta conquistarla con ingenuidad y sinceridad. Sin embargo, Sonja está atrapada en su amor por Iván, lo que genera un triángulo amoroso complicado y lleno de malentendidos. Después de varias confusiones, Boris logra casarse con Sonja, en una ceremonia que refleja la locura y el absurdo de la situación.

Mientras tanto, la historia de amor se entrelaza con las escenas de guerra y las ideas filosóficas del protagonista, que cuestiona el amor, la fidelidad y el destino. La película muestra cómo Boris, en su ingenuidad, busca la felicidad y la paz en medio del caos, enfrentándose a los dilemas morales que surgen de su relación con Sonja y su propia confusión emocional. La relación se convierte en un reflejo de la búsqueda de sentido en un mundo lleno de absurdos y contradicciones.

La trama para asesinar a Napoleón y la infiltración

En un giro absurdo, Boris se involucra en un plan para asesinar a Napoleón, que surge como una idea loca de un grupo de conspiradores que quieren acabar con el emperador francés. La misión consiste en que Boris se infiltre en una reunión del emperador, con la esperanza de dispararle y terminar con su reinado. La escena en la que Boris logra entrar en la reunión es cómica y llena de tensión, ya que su indecisión y remordimientos lo paralizan en el momento crucial.

Durante la reunión, Boris se enfrenta a la duda y la indecisión, lo que le impide disparar a Napoleón. En ese instante, Napoleón muere accidentalmente cuando un soldado dispara sin querer, en medio de un caos que refleja la absurdez de toda la trama. La muerte de Napoleón, en lugar de ser un acto heroico, se convierte en un accidente, y Boris, incapaz de cumplir con su misión, se queda paralizado y confundido. La escena satiriza la farsa de los planes políticos y las conspiraciones, mostrando cómo la suerte y la torpeza dominan la historia.

La condena y el destino final de Boris

Tras la muerte accidental de Napoleón, Boris es arrestado y condenado a muerte por su participación en la conspiración, aunque en realidad no fue responsable de la muerte del emperador. La justicia lo encuentra culpable por su implicación en el plan, y su sentencia es la ejecución. En los momentos previos a su ejecución, Boris mantiene una actitud filosófica y humorística, reflexionando sobre la vida, la muerte y el sentido de su existencia en medio del absurdo que ha sido su vida.

En la escena final, Boris enfrenta su destino con una mezcla de resignación y humor negro, aceptando su muerte como parte del caos del mundo en el que vivió. La película termina con Boris siendo ejecutado, mientras la cámara muestra la farsa de la historia y la condición humana, dejando al espectador con una sensación de tragicomedia y la idea de que la vida, en su esencia, es una serie de absurdos que debemos aceptar con humor y reflexión. La historia cierra con la muerte de Boris, en un acto que simboliza la farsa de la historia y la condición humana en un mundo caótico y absurdo.

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