No mires a los ojos: Explorando la mente en Félix Viscarret

Resumen con spoilers de: No mires a los ojos (2021) de Félix Viscarret

Duración: 107 min.
Dirección: Félix Viscarret
Guion: David Muñoz, Félix Viscarret (Novela: Juan José Millás)
Fotografía: Álvaro Gutiérrez
Música: Mikel Salas
Reparto: Paco León (Damián), Leonor Watling (Lucía), Àlex Brendemühl (Fede), Susana Abaitua (Paula), María Romanillos (María), Juan Diego Botto (Sergio O’Kane), Marcos Ruiz (Raúl), Iñaki Gabilondo (Iñaki Gabilondo).

En la película No mires a los ojos, dirigida por Félix Viscarret y basada en la novela de Juan José Millás, se presenta una historia que profundiza en la psicología de un hombre que atraviesa una crisis mental profunda. La trama se centra en Damián, un personaje que, tras un incidente en su trabajo, desaparece de su realidad y se refugia en un espacio oculto dentro de una casa, donde comienza a manipular la rutina cotidiana de la familia que habita allí. La película explora cómo la percepción de la realidad puede distorsionarse cuando la mente se ve afectada por traumas y obsesiones, creando un mundo en el que lo real y lo imaginario se mezclan de manera inquietante.

Desde el inicio, la historia nos muestra a Damián en un estado de vulnerabilidad, en el que su percepción se ve alterada por eventos que parecen desencadenar su locura. La narrativa se desarrolla en torno a su aislamiento en un armario, donde se convierte en un observador y, en ocasiones, en un participante activo en la vida de la familia, sin que ellos sean conscientes de su presencia. La película nos invita a cuestionar qué es lo que realmente está sucediendo y si la mente de Damián está creando una realidad alternativa o si, por el contrario, hay aspectos oscuros que se ocultan tras esa fachada.

La aparición en la casa y la obsesión por la familia

Tras su desaparición del mundo exterior, Damián se oculta en un armario en la casa de una familia, donde comienza a fregar platos y a arreglar muebles en secreto, sintiendo que esa rutina le otorga un propósito. Mientras tanto, desarrolla una obsesión por Lucía, la madre, con quien comparte pensamientos y fantasías que parecen ir más allá de lo normal, creando una conexión que solo existe en su mente. La relación con ella se vuelve cada vez más intensa, alimentada por su creencia en fantasmas y en la existencia de un hermano mellizo muerto que ella jugaba en un armario similar en su infancia.

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A medida que la historia avanza, Damián empieza a confundir sus acciones con las de un ser invisible o un hermano imaginario, creyendo que puede comunicarse con Lucía a través de sus pensamientos. La distorsión de la realidad se profundiza cuando él imagina conversaciones con periodistas como Iñaki Gabilondo, en las que expresa sus pensamientos y sentimientos, creyendo que su voz llega a un público. La obsesión por Lucía se vuelve más destructiva, y su percepción de la realidad se vuelve cada vez más fragmentada, lo que lo lleva a cometer actos que afectan a todos a su alrededor.

La violencia y las traiciones en la trama

Mientras tanto, en la vida de la familia, se introducen temas de violencia y conflicto, como el acoso escolar que sufre María, la hija, por parte de un chico llamado Raúl, quien la manipula y la acosa en secreto. Además, se revela que Fede, el esposo de Lucía, tiene una relación tensa con su esposa, marcada por la falta de comunicación y la frustración. La tensión aumenta cuando Damián, en su estado de delirio, comienza a manipular la percepción de la realidad, haciendo que la familia desconfié unos de otros y que las mentiras se vuelvan más frecuentes. La traición se manifiesta en la forma en que Damián, sin ser consciente, causa daño a quienes lo rodean, incluso provocando la muerte de Fede por negligencia.

El momento en que Fede muere es crucial, ya que Damián, en un estado de confusión, lo atropella accidentalmente en un intento de proteger a Lucía, creyendo que está enfrentándose a un enemigo invisible. La muerte de Fede se convierte en un punto de inflexión, ya que la familia comienza a sospechar que algo no está bien, pero no logran entender la magnitud de la locura que se ha apoderado de Damián. La película muestra cómo la percepción distorsionada de la realidad puede llevar a acciones fatales, y cómo la culpa y la confusión se entrelazan en la mente del protagonista.

La progresión de la locura y las alucinaciones

A medida que Damián se adentra en su mundo de fantasías, su percepción de la realidad se vuelve cada vez más difusa. En sus delirios, se imagina participando en programas de televisión y manteniendo conversaciones con figuras públicas, como Iñaki Gabilondo, creyendo que su voz y sus pensamientos son escuchados por el mundo. La línea entre lo que es real y lo que es producto de su imaginación se vuelve casi inexistente, y su obsesión por Lucía se intensifica hasta el punto de que comienza a confundirla con su madre, a quien también idealiza y en quien proyecta sus deseos y traumas.

Mientras tanto, la familia intenta seguir con su vida, pero las acciones de Damián empiezan a tener consecuencias peligrosas. María, la hija, descubre que su madre tiene una relación con un joven llamado Raúl, lo que genera un conflicto adicional en la trama, ya que la manipulación de la percepción de la realidad por parte de Damián hace que ella dude de todo lo que ve y escucha. La tensión aumenta cuando Lucía empieza a sospechar que algo extraño sucede con Damián, pero no logra entender la magnitud de su enfermedad mental, lo que la lleva a enfrentarse a una situación cada vez más insostenible.

La tragedia y la confusión total

En un momento culminante, Damián, en un estado de locura total, se deja llevar por sus fantasías y sus impulsos, creyendo que debe proteger a Lucía de un peligro inminente. En ese proceso, provoca accidentalmente la muerte de Fede, el esposo de Lucía, al empujarlo o atropellarlo sin querer, en un acto que refleja su pérdida de control y su desconexión con la realidad. La familia, devastada, no logra comprender qué ha ocurrido realmente, y solo perciben que algo terrible ha sucedido sin poder identificar la causa exacta. La culpa y la confusión se apoderan de todos, mientras Damián se aísla aún más en su mundo de fantasías.

Finalmente, en un estado de total desorientación, Damián se deja llevar por sus impulsos y sus delirios, creyendo que Lucía y él comparten un vínculo especial que trasciende la realidad. La película muestra cómo la línea entre la ilusión y la realidad se ha borrado por completo, dejando al espectador con una sensación de inquietud y desconcierto. La historia termina con Damián en un estado de absoluta locura, rodeado de las sombras de sus fantasías, mientras la familia queda marcada por la tragedia y la confusión que su enfermedad mental ha provocado en sus vidas.

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