12 Monos : Ciencia ficción, tiempo y destino en Terry Gilliam

Resumen con spoilers de: 12 monos (1995) de Terry Gilliam (Twelve Monkeys)

Duración: 129 min.
Dirección: Terry Gilliam
Guion: David Webb Peoples, Janet Peoples (Película: «La Jetée» de Chris Marker)
Fotografía: Roger Pratt
Música: Paul Buckmaster
Reparto: Bruce Willis (James Cole), Madeleine Stowe (Kathryn Railli), Brad Pitt (Jeffrey Goines), Christopher Plummer (Dr. Goines), Jon Seda (Jose), David Morse (Dr. Peters), Christopher Meloni (Halperin), Frank Gorshin (Dr. Fletcher), Vernon Campbell (Tiny).

12 Monos es una película que combina elementos de ciencia ficción, misterio y drama, dirigida por Terry Gilliam y basada en la obra francesa La Jetée de Chris Marker. La historia gira en torno a James Cole, un hombre que vive en un futuro postapocalíptico en 2035, donde la humanidad ha sido casi exterminada por un virus mortal. La película comienza con Cole siendo seleccionado para una misión en el pasado, con la esperanza de detener la liberación del virus, pero rápidamente se revela que su viaje en el tiempo no será tan simple como parece. La atmósfera inquietante y la narrativa no lineal crean una sensación de incertidumbre sobre qué es real y qué no, mientras la historia se desarrolla en diferentes épocas y perspectivas.

Desde el inicio, la película plantea la duda sobre la naturaleza del tiempo y la percepción de la realidad, mostrando cómo los recuerdos y las visiones pueden ser tanto recuerdos como proyecciones. La historia se centra en la lucha de Cole por entender su misión y su propia mente, enfrentándose a una serie de personajes que parecen tener sus propios secretos. La complejidad de la trama y la ambigüedad de los eventos mantienen al espectador en constante tensión, mientras se revelan las conexiones entre el pasado, el presente y el futuro en un ciclo que parece imposible de romper.

El viaje en el tiempo y el error en Baltimore

James Cole es enviado desde 2035 a finales de 1996, con la esperanza de recolectar información sobre el virus que en 1997 devastó a la humanidad. Sin embargo, debido a un fallo en el viaje en el tiempo, Cole termina en Baltimore en 1990, en lugar de 1996, y es internado en un hospital psiquiátrico. Allí, es examinado por la doctora Kathryn Railly, quien inicialmente lo toma por un loco, pero pronto empieza a sospechar que sus visiones y recuerdos pueden tener una base real. Mientras tanto, Cole intenta recordar y entender su misión, enfrentándose a su propia confusión mental y a la duda sobre si está loco o si realmente sabe algo importante.

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En el hospital, Cole conoce a Jeffrey Goines, un paciente excéntrico y activista que se convierte en un aliado inesperado. Jeffrey, que también está relacionado con el movimiento de los Doce Monos, es hijo de un científico que estudia virus y que, en algún momento, estuvo involucrado en el desarrollo del virus mortal. La relación entre Cole y Jeffrey se profundiza, y este último revela que su padre fue parte del equipo que creó el virus, lo que hace que Cole sospeche que Jeffrey puede tener información clave. Mientras tanto, Cole sigue teniendo visiones de un hombre en un aeropuerto y de un niño, que parecen ser recuerdos o proyecciones de su mente fragmentada.

La conexión con los Doce Monos y los intentos de detener el virus

A medida que la historia avanza, Cole descubre que el movimiento de los Doce Monos fue fundado por el padre de Jeffrey, y que su objetivo era liberar el virus en diferentes ciudades para causar un caos global. Sin embargo, también se revela que Jeffrey Goines no es el verdadero cerebro detrás del plan, sino que es un instrumento utilizado por otros. Cole intenta rastrear a los responsables y detener la propagación del virus, pero se enfrenta a obstáculos y traiciones. En uno de sus viajes en el tiempo, Cole se encuentra en la Primera Guerra Mundial, donde presencia la brutalidad del conflicto y empieza a entender la naturaleza cíclica de la violencia y el destino.

Mientras tanto, la doctora Railly empieza a confiar en Cole y en sus visiones, creyendo que hay una conexión entre sus recuerdos y la realidad. Sin embargo, la línea entre la locura y la percepción verdadera se vuelve cada vez más difusa, y Cole comienza a cuestionar si sus acciones en el pasado realmente pueden cambiar el futuro. La tensión aumenta cuando se revela que el verdadero culpable del lanzamiento del virus es un ayudante del científico Jeffrey, quien planea liberar el virus en diferentes ciudades para cumplir con un plan que solo él entiende. La película muestra cómo los personajes se ven atrapados en un ciclo de destino y cómo sus decisiones parecen estar predestinadas.

La traición y el enfrentamiento final en el aeropuerto

En un momento crucial, Cole descubre que el ayudante del científico, que también es un agente que trabaja en secreto, planea liberar el virus en un aeropuerto, en un intento de cumplir con su misión. Mientras tanto, Jeffrey Goines, que inicialmente parecía ser un aliado, se convierte en una figura que también busca detener el plan, pero termina siendo víctima de las circunstancias. La tensión culmina en un enfrentamiento en el aeropuerto, donde Cole intenta detener al ayudante, que finalmente muere en un tiroteo. La muerte del ayudante deja en duda si el ciclo puede realmente romperse, o si todo fue predestinado desde el principio.

Después de la confrontación, Cole se encuentra con la realidad de que sus acciones pueden ser parte de un ciclo infinito, en el que el destino parece estar sellado. La película muestra cómo las memorias y las visiones de Cole se mezclan con la realidad, y cómo su percepción de la verdad se vuelve cada vez más borrosa. La historia termina con la imagen de un niño que parece ser Cole en su infancia, sugiriendo que el ciclo de tiempo y destino continúa sin fin, y que la lucha por cambiar el pasado o el futuro puede ser una ilusión. La película deja al espectador con la sensación de que todo está conectado en un ciclo sin salida, donde la percepción de la realidad y la memoria son las únicas claves para entender la historia.

La historia del niño y el ciclo sin fin

En los momentos finales, se muestra a un niño que parece ser Cole en su infancia, jugando en un aeropuerto, en una escena que remite a sus visiones y recuerdos. Esta imagen refuerza la idea de que el ciclo de tiempo y destino es infinito, y que las acciones de Cole, aunque intentan detener el virus, en realidad están atrapadas en un patrón que se repite una y otra vez. La película termina dejando abierta la posibilidad de que el pasado, el presente y el futuro están entrelazados de manera indisoluble, y que la percepción de control sobre el destino es solo una ilusión creada por la memoria y la mente.

La atmósfera inquietante y la narrativa fragmentada refuerzan la sensación de que la historia no tiene un final definitivo, sino que continúa en un ciclo eterno. La imagen del niño en el aeropuerto, junto con las visiones recurrentes, sugieren que la historia de Cole y los 12 Monos es una metáfora de la inevitabilidad del destino y la dificultad de escapar de un ciclo que parece estar predestinado. La película, en su complejidad, invita a cuestionar qué es real y qué es memoria, dejando al espectador con la sensación de que, en última instancia, todo forma parte de un ciclo sin fin.

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